Releyendo el libro de Joseph Campbell «El Héroe de las 1000 caras»… me encuentro con esto:
<<El hombre en el mundo de la acción pierde su centramiento en el principio de la eternidad si está ansioso por el resultado de sus hechos. Pero si los entrega con sus frutos en el regazo del Dios vivo, es liberado por ellos, como por medio del sacrificio, de las limitaciones del mar de la muerte.>>
Hablamos muchas veces de deshacernos de las mochilas… esas que están cargadas de «lo que no nos gusta o hiere, incluso los miedos y apegos»… quizás otra mochila no tan evidente es la de los logros y los apegos que suponen.
No olvidar que solemos llevar dos mochilas… una delante y otra detrás…