El decir que todos estamos viviendo en un cambio constante parece una perogrullada, sin embargo, no solemos ser conscientes de las etapas que conlleva. Además, los duelos ciñéndonos a un entorno de trabajo podríamos decir que son la vida – desaparición de las empresas, la corta o larga vida de un trabajo o desempeño en concreto y nos daremos cuenta que el ciclo de vida de la mayoría de las empresas es mucho más corto que el de una persona. Ahí están las estadísticas que lo confirman.
La realidad es que la vida tiene un ritmo como ya apuntaba Hermes Trimegisto pero la mayoría de las organizaciones sobre todo las Occidentales, no sienten o perciben el ritmo, sino que lo ven o quieren verlo como una recta ascendente que conlleva beneficios de cualquier índole. Así que en general no se está preparado para esas etapas en que las cosas no son ascendentes, sino descendentes. Se obvian, contratando a otro gerente, a una consultora… esperando continuar con esa recta hacia el infinito.
Se hacen necesarias las capacitaciones en esos momentos que todos vivimos y que queremos que pasen deprisa y sin dejarnos huella.
Echa un vistazo a la curva, a ese ritmo tan real como la vida misma y concédete esa gran parte de la vida que a menudo rechazamos.