Hay personas que apuntan alto. Tienen el punto de mira en una determinada posición y lo que es más, el poder que manifieste esa posición.
La imaginación creativa se puede convertir en delirio… de grandeza y el ejercicio de ese poder se traduce en beneficio propio.
Muchos despachos están preocupados y aquellos ocupas, no se levantan de sus asientos por miedo a ser ocupados por aquellos que los codician.
Aunque pregonemos la cultura de la COOPERACIÓN, desgraciadamente impera la de la COMPETICIÓN.
Aquella que fomenta el encontrar las vulnerabilidades de un discurso o persona, para atacar en vez de encontrar unos puntos de vista comunes que hagan crecer semillas de esa Colaboración de la que tanto se habla.