YO HONRO
De honrar deducimos Honorable, Honor, honoris, honesto…
Venía a ser el reconocimiento público del Justo. Yo apuntaría que Justificado, es decir, que hemos venido con unos Dones o Talentos y por lo tanto estamos en situación de deuda, como si dijéramos en un apunte negativo de un balance. Mientras no los pongamos en Servicio, continuamos en números rojos, sin embargo, cuando los activamos y ponemos en Servicio a disposición de una causa noble o Visión y la completamos, entonces quedamos justificados, es decir hemos recuperado el equilibrio
o hemos solventado la brecha entre una situación que no era justa por una justa.
Hoy en día las cosas están más que diluidas y hablamos de las penas y las pastillas contra ese dolor (pains & Pills) para solucionar los problemas de los clientes.
En el Liderazgo Excepcional, no desestimamos tal enfoque, solo que lo tratamos de implementarlo a un nivel más transcendente, algo que sirva para darle un completo sentido y significado a nuestra vida, tratando de hacer la de los demás y la propia ser merecedora de llamarla VIDA, de sacar nuestra mejor versión como personas con una Misión determinada.
Así el ser Honesto con uno mismo es no dejarnos atrapar por las apariencias y profundizar en nosotros mismos para reconocer quienes somos y respetarnos al tiempo que reconocemos nuestro Propósito vital y lo realizamos. Consecuencia de ello resulta ser Honorable, no como título adjudicado por alguien sino en la confianza de recibirlo internamente, sabedores de haber hecho realidad lo que anunciábamos.
Reflexiona por un momento en lo siguiente:
- ¿Honras los talentos que te han sido confiados?
o dicho de una manera más acorde a nuestros tiempos:
- ¿Reconoces el valor de todas las cosas, personas, … virtudes, defectos… que tienes o que te rodean?
- ¿Te reconoces en deuda, con tu familia, trabajo, sociedad?
- ¿Estás dispuesto a hacer algún sacrificio para salir de tu zona de confort e intentar mejorar las cosas?
En última estancia… ¿ves algo en la sociedad que sea susceptible de mejorarlo en cualquiera de las condiciones en las que está?… y ¿estás entonces dispuesto a cambiar las cosas?
Todos tenemos una Misión.
Así que cada uno tiene una Excalibur que sacar de la piedra. Si nos empecinamos en sacar aquella que no nos corresponde, la espada se resiste, en cambio cuando aceptamos esa llamada que proviene de la espada y nos acercamos a ella con la mente y el corazón en sintonía, entonces la recuperamos y nos sirve para separar lo que nos impide llevar a cabo nuestra Misión y a la vez de dotarnos de la intuición necesaria para su justa realización.
Ni más ni menos.
Ahí esta nuestro premio. ¿Te parece poco?
Espero que encentres tu propia Excalibur.